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Alejandro Diago·11 de febrero de 2019
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Alejandro Diago·11 de febrero de 2019
Cualquiera hubiera pensado que la empresa que se encomendaba a Solari iba a ser muy difícil. Con el equipo completamente destrozado después de haber caído por 5-1 ante el Barcelona y teniendo que asumir el cargo después de un Lopetegui al que las cosas no le salieron bien, Santiago Solari llegaba con la misión de recomponer al equipo. Y a decir de las sensaciones, lo ha hecho con creces.
Pagando algún duro peaje que otro como los tropiezos ante Eibar y Real Sociedad, pero también con gratificaciones como ganar el Mundial de Clubes, el Indiecito se ha asentado en el banquillo blanco y se ha ganado el respeto de la planta noble del Bernabéu. Un Solari que no ha dudado en tomar decisiones que han cambiado el rumbo del equipo.
Decisiones como la de dar galones a los más jóvenes. El claro ejemplo es Vinicius, que se ha asentado como un titular de referencia en el conjunto blanco con apenas 18 años. Pero también hay que mirar hacia un Reguilón que se ha convertido en un recambio de garantías a un Marcelo que poco a poco empieza a encontrar su punto óptimo de forma.
Pero Solari no sólo se ha ganado a los jóvenes. Los veteranos del vestuario le respetan y saben de su mano izquierda para estas situaciones. Bale tiene en el argentino a su mejor aliado, y Benzema sabe que Solari puede ayudarle a sacar su mejor fútbol. La veteranía es un grado, y Solari lo sabe.