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Onefootball·16 de enero de 2020

Fede Valverde, retrato de un héroe silencioso

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“Es un pibe de barrio, humilde y callado. ¡Re humilde! Pero jugando al fútbol se transforma y se desinhibe en lugares complicados”. La declaración es de hace algunos años del que por entonces era el técnico de la sub 17 de Peñarol, Ramiro Martínez, en referencia a un muchacho de apenas 16 años, flaco y espigado, que pronto haría su debut en primera y que por ese entonces ya era pretendido por el Real Madrid.

Y no era para menos, pues simplemente bastaba con verlo durante algunos minutos en cancha como para dimensionar sus cualidades: a su exuberante condición física, le añadía la pimienta que sus pies adquirieron en el barrio y una visión clara y simple del fútbol. Se trataba de un volante moderno, uno de esos mixtos que hoy en día valen millones.


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Jugar en el Real Madrid conlleva una altísima presión. No ha habido club más dominante en Europa y por lo mismo no se permite tiempo de espera. Ganar, más que un objetivo, parece un alivio. Es por esa razón que al cuadro merengue suelen llegar jugadores calados y grandes estrellas del fútbol internacional. La necesidad  siempre es la misma: levantar trofeos.

El último estuvo en disputa en Arabia. Nos referimos a la Supercopa de España ante el clásico rival de la ciudad, el Atlético Madrid del Cholo Simeone. Sí, la Supercopa de España en Arabia, cosas del fútbol moderno.

El Atlético del Cholo es un equipo recio y combativo. Así como era el Cholo futbolista, un volante central áspero y luchador. El Cholo tiene sus detractores, básicamente porque el Atlético no da espectáculo, al menos del fino, pero negar las virtudes de los colchoneros sería desconocer una de las características principales de este juego: la pasión. Y el Cholo y su equipo la tienen.

Zidane es una barrera infranqueable para Simeone. Por distintos motivos no puede superarlo. El principal, seguramente, recae en que así como el Cholo, Zizou no tiene empacho en trabajar la cancha si es necesario. Zidane no come vidrio, ni tampoco se traga la sombra que fue como futbolista. Por más lírico que haya sido usando la 10, hoy lo suyo es el banco y desde allí  descubre a nuevos protagonistas, nuevas maneras. Y es así como el ferviente  ánimo de revancha del Atlético, es bloqueado por la reinvención del hambre que construye y empuja Zidane.

Federico Valverde no es ni el más conocido ni afamado jugador del Real Madrid. De hecho, su llegada podría considerarse apenas como una apuesta. Una de esas tantas apuestas que suelen quedar en el camino. Pero a Zidane le fascina. El uruguayo llena el paladar de su técnico, y rápidamente también de la afición, pues tiene el carácter suficiente como para a sus 21 años codearse al lado de futbolistas de la talla de Casemiro, Kroos y Modric. También posee el fuelle adecuado como para resistir la presión con la que juega el Atlético. Valverde parece un veterano al que le sobran clásicos y batallas en el cuerpo. Y mañas. Las mañas del fútbol de toda la vida que hoy, producto de la sobreexposición comercial y el anhelo moralizante de este juego, son resistidas. Eso tan del fútbol moderno.

Morata iba solo de cara al gol a cinco minutos del final en tiempo suplementario. Era la redención que tanto buscaban el Atlético y el Cholo. Pero Valverde sin asco lo bajó. De una patada por detrás mandó al césped a Morata, diluyendo la chance de gol y ganándose una tarjeta roja que dignamente no reclamó. Es que así es Valverde, de siempre si atendemos las palabras de su antiguo técnico de inferiores: un muchacho callado, pero que jugando al fútbol se transforma y se desnhibe en lugares complicados. Real Madrid a la postre lograría ser campeón desde lanzamientos penales.

La conclusión de todo esto es que a fin de cuentas el fútbol sigue siendo ese eslabón de la realidad donde lo imperfecto tiene un cierto grado de nostalgia. Aroma a barrio y a juego, da lo mismo si es en Arabia. Tanto es así que hasta el Cholo, consultado una vez terminó el partido, lo dijo bien claro: “Hizo lo que tenía que hacer. Yo habría hecho lo mismo”. #BB


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